No te sientes realizada. Tu trabajo no te encanta y te genera mucho estrés.
Al final tienes que medicarte para poder dormir y bajar la ansiedad que te domina.
Has llegado a enfermar o a tener dolor y síntomas físicos.
Matarías al despertador por las mañanas. El agotamiento y tu ritmo de vida no te permiten ni cuidarte, ni plantearte nada.
Por momentos sientes que la vida te aprieta.
Has perdido la ilusión por la vida. Te encuentras en lo más profundo de la cueva y sientes que no puedes salir.
Te gustaría reaccionar diferente ante determinadas situaciones, pero no puedes evitarlo.
Piensas que no te entienden.
Hay situaciones que se repiten una y otra vez y te preguntas, ¿por qué siempre me pasa esto a mí?
Llevas años acudiendo a terapia y sigues dando vueltas a lo mismo, sientes que no avanzas.